La gastronomía lanzahiteña es similar a la que poseen en común los pueblos del Valle del Tiétar.
Puesto que la situación general del valle es de zona ganadera abundan las excelentes carnes, como pueden ser cabrito, cochinillo, ternera, carne a la brasa,...todo esto acompañado de un buen vino de cosecha.
De reconocido prestigio destacan, por su calidad, los espárragos, cultivados en las fértiles dehesas próximas al río y recogidos en periodo que va desde finales de marzo a finales de junio de una manera manual. En estas tierras se produce eminente espárrago blanco de primera calidad, diferente al producido en otras regiones por su mayor contenido en agua que le proporciona una excepcional textura, y un exquisito sabor.
Asimismo, es fácil que la mención de Lanzahíta vaya asociada a la imagen de una oronda y suculenta sandía, característica por sus dos tonos verdes rayados. En huertos y pequeñas explotaciones familiares, es antigua la producción de sandías, las cuales eran apreciadas y demandadas en toda España. La siembra de la planta se realiza a primeros de abril y se desarrollará, con las condiciones favorables de agua y sol, a lo largo de la primavera, para comenzar a recoger el fruto en el caluroso mes de julio, prolongándose la cosecha hasta octubre.
Tortilla de Tarallos: Espárrago silvestre que crece en los alrededores de la localidad en los meses de la primavera. Se preparan haciendo un sofrito con cebolla, miga de pan (para quitarle el amargor) y tacos de tocino y todo ello se envuelve en huevos haciendo una tortilla.
Níscalos: Setas típicas de la zona, que se recogen a partir de octubre o noviembre, y se preparan en distintas recetas, como las patatas con níscalos, a la brasa…
Entre los dulces típicos destacan las "rosquillas" que se hacen la víspera de San Blas.
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